15. Clausura
Sábado, 26 octubre 2024
13:45 - 14:30 h
Soy la escritora que ha cruzado una frontera. La frontera que me separaba del mundo donde pudiera respirar. Rechazo la sociedad donde reina bespredel, la ausencia total de límites de todo tipo, una inmensa arbitrariedad de las autoridades. En la sociedad atomizada de Rusia, bajo el yugo totalitario de las represalias, donde la gente no puede pronunciar ni una sola palabra contra la guerra, la tarea que se plantea un escritor, que es consciente de la tragedia del presente, es ayudar a la gente a no sentirse abandonada. Yo, la que cruzó la frontera, soy la voz de los que deben permanecer callados tras ella.
El trabajo del escritor se parece a la recepción de radioondas que el autor percibe cuando va más allá de los límites de su propia experiencia. Se halla en el bosque oscuro de la iniciación de Dante, entra en la Casa Grande, el lugar de la iniciación, y encuentra a su Virgilio, quien le indica el camino hacia el futuro que se elige conscientemente. Pero, aparentemente, el escritor es su propio Virgilio y también hace de guía virgiliano para el lector.
El escritor es una antena sintonizada con las ondas de la elección y la esperanza sin las cuales el futuro es imposible. Ahora, ante mis ojos, se abren nuevas facetas de los libros que escribí antes de la guerra. En mis novelas Odigitria y La Casa Grande, basándome en la herencia de otras épocas históricas, predigo de cierta manera la situación política y humana que sucedió después del año 2022. Fue el trabajo, casi, de una pitia, asombroso y horrible a la vez. Y ahora, con la ayuda de mis libros, comprendo mejor el presente y el legado del pasado y, quien sabe, tal vez el vector del futuro.
- Nadia Muraveva, escritora, poeta, periodista y traductora, autora de La Casa Grande